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Columna de PAULA LOYOLA

Directora de empresas./ Consejera Cámara de Comercio de Santiago./ Directora de Emprende tu Mente y Make a Wish Chile /Director asociado en Chapter Zero Chile y Grupos G12 de Icare.


MAS CONFIANZA E IGUALDAD


Hace unos días leí en una revista la, en apariencia simple receta de Finlandia para estar entre los países más felices del mundo.


Según su embajadora en Chile: sólo dos ingredientes explican la actual posición de liderazgo de este país en los rankings internacionales de felicidad: Confianza e Igualdad.

 

Tenemos harta tarea que realizar si contrastamos este hallazgo con los indicadores del último estudio sobre Confianza realizado a nivel mundial por PwC, y que aquí en Chile se presentó recientemente, en colaboración con la Universidad Diego Portales y la ACHS.


Los resultados en general son poco alentadores al mostrar las grandes brechas que existen en la percepción de alta confianza empresarial que tienen los directivos de las empresas versus los mucho más bajos índices que manifiestan sus clientes y colaboradores.

 

También si volvemos a constatar las innumerables diferencias que nos separan en Chile, desde las brechas salariales según género, hasta los muy distintos accesos a salud y educación de calidad.

 

Algo que suena tan básico y sencillo, construir confianza y garantizar tratos igualitarios, es a la vez complejo de alcanzar. Pero me gustaría abstraerme por un momento de las limitantes asociadas al ingreso, o la infraestructura y políticas públicas, para reflexionar por un momento sobre las barreras culturales detrás del desafío de llegar a ser una nación más feliz, y por lo tanto con mayores niveles de confianza y más equitativa en términos de oportunidades.

 

La primera sería sobreponernos realmente al fantasma de la ceguera, que nos asecha diariamente por vivir en una sociedad en extremo segmentada. Hacer un esfuerzo consciente por escuchar y descifrar al otro, empatizar y conocer otras realidades, no debiese ser una carga sino más bien un asunto de gran interés, especialmente para los que estamos en posiciones de liderazgo.

 

No es difícil cuando existe conciencia y ganas de abrir nuestra mirada y escuchar más y mejor. Dicen que uno siempre encuentra el tiempo y los recursos necesarios para lo que de verdad le importa. Asegurémonos de que los demás nos importan y que entender las diferencias es algo que nos motiva. No me atrevo a dar recetas, cada uno puede hacer su propio ejercicio, atreviéndose a salir de su vecindario y de sus zonas de confort.

 

Sólo decir como ejemplo, que en mi caso me gusta caminar por las calles de distintos barrios de la ciudad, entrar a tiendas y a servicios, conversar con las personas en las colas, con los que atienden y los que se atienden. Me doy el tiempo. También de conocer nuevos estudios de conductas, preferencias, tendencias y evaluaciones del público. Ir a ver resultados de estudios formales y participar de algunos de ellos, me parece asimismo del todo relevante.

 

Otra barrera cultural de la que podemos hacernos cargo es, además querer ver, querer conectar. Esto requiere un compromiso mayor en todo sentido, ya que implica dar un paso adelante y buscar una relación de dos vías. Por el tiempo que esto implica, es imposible conectar de forma efectiva a todo nivel y tenemos que priorizar y elegir.

 

En mi humilde opinión esa elección tiene que ir de la mano de la misión y propósito de nuestro encargo, dependiendo del tipo de mundo e industrias en la que nos toque desenvolvernos. Siguiendo con las ideas, por mi experiencia y responsabilidades y por dónde puedo aportar, en lo personal me interesa buscar una conexión en la industria del comercio y con sus clientes, así como con el ecosistema de innovación y con los emprendedores. Aportar en base permanente a un gremio u ONG, o como voluntario o mentor han sido excelentes puentes para conectar un poco más.

 

Finalmente, abrazar una causa. Más allá de querer ver y de querer conectar, es querer hacer algo para cambiar una realidad de base más profunda. Por ejemplo, abrazar la causa de que existan mayores oportunidades laborales para las mujeres, implica que todos los días, todos los meses y por muchos años, estaré dando la pelea para eso ocurra. En cada proyecto en que me involucre, en cada discurso que dé, donde esté, seré consecuente y jugada porque las mujeres logremos alcanzar nuestro mayor potencial en la esfera del trabajo.

 

Si realmente queremos ver, conectar y abrazar más en el trayecto de nuestras vidas y empresas, estoy segura que podremos construir mayores confianzas y lograr tratos más justos y equitativos. Finalmente, ir de lo micro a lo macro, es comenzar a derribar esas barreras culturales que como país nos impiden ser más felices.





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