En mi trabajo como coach hay temas que invariablemente se repiten en las consultas y que muchas veces la persona que me lo dice cree que es la única que lo sufre, pero la verdad es que estos tres hábitos son más comunes de lo que creerías.
Sigue leyendo que te explico brevemente lo que son, el antídoto para superarlos y te comparto una clave para que te sea aún más fácil hacerlo.
1. Procrastinación: Es cuando dejas para mañana lo que puedes hacer hoy. Este es uno de los problemas más frecuentes que escucho de mis clientas. “Dejo todo para última hora!”, “Nunca logro hacer las cosas a tiempo”, “Por más que me lo propongo siempre estoy atrasada”.
o Antídoto: El calendario es la némesis de la procrastinación. El mejor calendario es el que te gusta a ti y que vas a usar (iCal, Google Calendar, una agenda de papel, etc.). Pon lo que quieres hacer en tu calendario, definiendo claramente cuanto tiempo te vas a tomar para hacerlo y cuál es el resultado concreto que vas a producir.
o Ejemplo: martes 13 de septiembre entre 9am y 11am voy a escribir y enviar la propuesta para el cliente Juan López. Nota que no dije “trabajar en la propuesta”, el resultado está totalmente definido.
o Clave: El martes 13 de septiembre a eso de las 8:55am vas a tener otras ideas sobre lo que es importante, urgente, o hasta más entretenido hacer en ese periodo de tiempo: contestar un email, tomarte un café, devolver una llamada, etc. Es normal que tu mente genere resistencia al plan. Pero esa resistencia no tiene por qué determinar lo que tú haces, eso solo lo determinas tu, y ya habías decidido hacer y enviar la propuesta a Juan López. Mientras más practicas el hacer lo que te comprometiste a hacer en el horario que dijiste que lo ibas a hacer, más fácil se hace cumplir tu palabra y tus compromisos. Así crece tu integridad contigo misma y esta integridad es la clave para lograr cualquier meta. Si tienes la confianza de que siempre haces lo que dices que ibas a hacer cuando lo dijiste (aunque no haya otras personas involucradas), no habrá meta que no puedas lograr.
2. Diálogo interno negativo: Es cuando tu mente te ofrece opiniones negativas acerca de ti, de tu pasado, de tu cuerpo, de tus decisiones, etc. Si no le hablarías así a tu hija, entonces no te lo digas a ti misma. Todos tenemos esa voz crítica interna que se hace notar constantemente “Quien eres tu para…”, “Nadie te va a querer si… “, “No les caes bien a los demás…”, “Eres demasiado (rara, normal, gorda, flaca, vieja, joven, etc…) para…” entre otras no muy simpáticas frases.
o Antídoto: Mientras más logras observar, y escuchar, sin engancharte con esos pensamientos, más recuperas tu libertad de no creerlos. Esa voz NO ERES TU. No eres tus pensamientos, eres la que observa esos pensamientos.
o Ejemplo: Tienes una idea para un nuevo negocio. Tu crítica interna dice: ¿“Quién eres tu para armar ese negocio?”. Tu le respondes: Soy (tu nombre), mi cerebro está lleno de ideas potentes, que merecen una oportunidad. Puedes apaciguar y calmar a tu crítica interna recordándole que eres capaz de esto y mucho más, que todo está bien y nada malo va a pasar.
o Clave: Tomar la decisión de no creerle a esa voz. Esta es la parte más difícil, porque hemos practicado tanto tiempo creerle que ahora nos parece que fuera “la verdad”. Pero no es verdad, y cada vez que esa voz te dice algo que tu no quieres creer, es una oportunidad para reprogramar tu cerebro y practicar creer lo que sí quieres creer acerca de ti misma.
3. Estar llena de excusas: no asumir tu responsabilidad en tus resultados. Piensa en algo que quieres y no tienes, como una buena relación con tu mamá, un auto nuevo, o bajar de peso. O en algo que tienes y no quieres, cómo el hábito de fumar, una deuda grande, un trabajo donde no te sientes satisfecha. Ahora pregúntate por qué tienes (o no tienes eso). “Tengo mala relación con mi mamá porque ella no me acepta como soy y me critica demasiado”. “No puedo dejar de fumar porque es la única manera en que logro lidiar con el estrés”.
o Antídoto: fíjate donde no estás asumiendo tu responsabilidad y estás culpando a personas o situaciones externas y fuera de tu control. Pregúntate qué de esa situación sí puedes controlar tú. Desafíate a siempre encontrar algo que dependa de ti y puedas cambiar sin permiso ni intervención de nadie más. Eso es a lo que llamamos recuperar tu poder.
o Ejemplo: Cuando digo que tengo mala relación con mi mamá porque ella no me acepta como soy y siempre me critica, yo estoy criticándola a ella también y no aceptándola como es. Sólo se necesita a una persona en la relación que quiera hacerlo, para mejorarla. Si yo acepto que mi mamá es como es, y que tal vez está haciendo su mejor esfuerzo, ten por seguro que la relación va a mejorar.
o Clave: Siempre tienes el control sobre ti misma, sobre tus pensamientos, sentimientos, acciones y reacciones. En cualquier situación puedes encontrar lo que sí depende de ti, y hacerte cargo de resolverlo. Si quieres algo lo suficiente, ninguna excusa te va a detener, sólo tienes que ser lo suficientemente curiosa para encontrar lo que puedes controlar, y así recuperar tu poder.
Te desafío a eliminar estos tres hábitos y te vas a sorprender con los efectos inmediatos en tu vida. ¿Aceptas el desafío?
Por: Carola Fuertes
Ingeniera Civil Electrónica y Life Coach Certificada, he trabajado en empresas como Procter&Gamble, Clínica Alemana y LATAM Airlines, donde fui reconocida por armar equipos sólidos en lo técnico, a la vez que con excelentes relaciones con los clientes internos y con foco en el cliente final y su experiencia. Hoy me dedico completamente al coaching, donde mi misión es catalizar procesos de transformación en mujeres profesionales que quieren maximizar su satisfacción en todos los ámbitos de su vida: carrera, familia, desarrollo personal, salud, finanzas.y relaciones.
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